"La Historia es una casa de muchas habitaciones." Fernand Braudel.

"La Historia es una casa de muchas habitaciones." Fernand Braudel.

Y mi corazón está en el sur del sur, con tizne negro, en la cancha, en el bondi, en el chori, en la fiesta en la calle, en la murga, en el tambor, en la bandera, en mi doble ciudad...y en el camino, en el tren, en la frontera parada sobre la línea, en el andén, conectando dos mundos iguales pero disímiles.

La Plata - Ringuelet - Gonnet - City Bell - V.Elisa - Pereyra - Hudson - Plátanos - Berazategui - Ezpeleta - Quilmes - Bernal - Don Bosco - Wilde - V.Domínico - Sarandí - Avellaneda (combinación) Gerli - Lanús

Arraigo


No quiero cruzar la frontera, es más quiero retroceder al corazón de mi tierra. No quiero que vengas, ni quiero saludarte desde el límite de mi mundo contiguo al tuyo. Mejor así.Mejor distancia, y no me conquistes. Ni el corazón, ni el cuerpo. No vengas a vencerme, ni vencido.No quiero pasar la frontera aunque me aceptes, no me importa cuanto más me parezco a vos que a los de adentro. Yo no soy de tu mundo, no es ésta mi pertenencia.
Demasiado lanusense para La Plata, demasiado platense para Lanús.Haciendo equilibrio sobre la línea de frontera, mi verdadera identidad camina bien.
Y si bajo de mi tren camino por el torcido diagonal hasta el lugar que más se parece a mi tierra andante. Otra vez en la frontera cayendo del cuadrado, ni un lugar ni otro.Siempre en un tercer lugar, pero nunca neutral.

lunes, 15 de febrero de 2010

Reflexiones de una no conchuda en un mundo preparado para conchudas.

No sé cómo comenzar a escribir, tengo un matete en la cabeza indesifrable y a la vez indescriptible, en algun punto me aisla del teclado, y de ahí a la pantalla, y de ahí a "publicar", ¿y de ahí?...y de ahí no sé.

Empece la facultad y me siento realmente expuesta, sensible, a flor de piel, sensitiva, más perceptiva de lo normal...eso es positivo si uno se topa con hermosas cosas que percibir, pero también es muy duro.
Ayer, por ejemplo, me sucedió una cosa dolorosísima, más bien sucedió. En definitiva yo ahora estoy frente a mi computadora, y todas las noches de invierno ceno algo caliente.
Estaba en mi nube de pedos (nube difusa y casi inexistente, balsamo que no cura ni calma el realismo de mis ojos) comprando en la verdulería lo necesario para prepara una cena especial para mi vieja y mi amor, cuando me percaté de la precencia de unos cuatro muchachitos de entre 8 y 11 (como mucho), al parecer venían juntos y traían consigo un nene pequeñito, con el pelo cortito, de lo que calcule unos 3 años.
"¿Qué vas a pedir, pelotudo, fruta?" le dijo uno de los más grandes al de unos 9 años que esperaba en la cola delante mío, "Sí, es importante la fruta" le contestó en un tono tan adulto.
Al mismo tiempo los dos más grandes hacían salir de la verdulería al más pequeñito, quien volvía corriendo en son de juego, una, dos y tres veces; esta última había concretado el pedido, o la admisión, traía feliz en sus manitos un paquete de chisitos.
Me sonrrió, los había sacado del quiosco y ahora eran suyos.
El nene de unos 9 años dijo con voz adulta, demasiado adulta, demasiado dolor: "¡No. No le hagas eso!" Entre risas los otros "Él lo trajo.", pocas palabras, gran fortuna de ese nene y del pequeñito, tesoro no corrupto: "Lo trajo porque tiene hambre." y lo llevó a devolverlo.
Un adulto de nueve años ayer me destrozó, incluso más que los otros nenes que quizás hubieran pasado a la lista de aquellos a los que les esquivamos la vista, esos a los que no miramos a la cara, esos que nos impulsan a cruzar la calle, o pensar en la bicicleta que está en la puerta de la verdulería sin candado, esos que nos dejan al descubierto la peor parte de nuestra vida, esos que nos desnudan hasta dejar a la vista nuestra mierda.
Volví a mi casa y me llamó mi hermano, él ahora tiene cinco años y nunca vivió lo que esos chicos, tampoco va a vivirlo. El contraste destroza mis entrañas y no me deja en paz, claro que yo estoy tranquila en  mi  mundo, escribiendo esta egoista reflexión que me permito.
¿Qué hago yo? ¿Qué devería haber hecho? No sé porque no puedo cruzar la barrera que no hay entre esos chicos y yo, no puedo, hay algo muy fuerte que nos divide más allá de mis particularidades y las suyas...hay un avismo que siento irrecuperable. Quiero trabajar para vencerlo junto a ellos, para decir buen día sin pensar nada, y dar una mano sin ser buena, caritativa o portadora de la verdadera bosta de este sistema colonial.
 No soy misionera de la cruz en las americas de Colon, no soy educadora, no quiero serlo, no quiero labar mis culpas con una o mil monedas, o una tarde leyendoles un cuento a los niños pobres, negros, feos, judios, haitianos, refujiados de la 5ta guerra mundial, analfabetos, sucios, desnutridos, ignorantes, paganos, del hospital oncologico de niños de la loma del orto, que no es mi barrio ¿viste?, pero la sierva que levanta los soretes de mi golden retriver vive cerca.

No hay comentarios: