"La Historia es una casa de muchas habitaciones." Fernand Braudel.

"La Historia es una casa de muchas habitaciones." Fernand Braudel.

Y mi corazón está en el sur del sur, con tizne negro, en la cancha, en el bondi, en el chori, en la fiesta en la calle, en la murga, en el tambor, en la bandera, en mi doble ciudad...y en el camino, en el tren, en la frontera parada sobre la línea, en el andén, conectando dos mundos iguales pero disímiles.

La Plata - Ringuelet - Gonnet - City Bell - V.Elisa - Pereyra - Hudson - Plátanos - Berazategui - Ezpeleta - Quilmes - Bernal - Don Bosco - Wilde - V.Domínico - Sarandí - Avellaneda (combinación) Gerli - Lanús

Arraigo


No quiero cruzar la frontera, es más quiero retroceder al corazón de mi tierra. No quiero que vengas, ni quiero saludarte desde el límite de mi mundo contiguo al tuyo. Mejor así.Mejor distancia, y no me conquistes. Ni el corazón, ni el cuerpo. No vengas a vencerme, ni vencido.No quiero pasar la frontera aunque me aceptes, no me importa cuanto más me parezco a vos que a los de adentro. Yo no soy de tu mundo, no es ésta mi pertenencia.
Demasiado lanusense para La Plata, demasiado platense para Lanús.Haciendo equilibrio sobre la línea de frontera, mi verdadera identidad camina bien.
Y si bajo de mi tren camino por el torcido diagonal hasta el lugar que más se parece a mi tierra andante. Otra vez en la frontera cayendo del cuadrado, ni un lugar ni otro.Siempre en un tercer lugar, pero nunca neutral.

sábado, 28 de abril de 2012

Existe una palabra exacta para ocupar este lugar pero la perdí*

Hace semanas que tengo presente un fragmento de Abaddón el exterminador de Sábato  pero no puedo encontrarlo, porque presté el libro o lo devolví, o simplemente no lo encuentro.
En ese pasaje uno de los personajes, Bruno si no recuerdo mal, reflexiona sobre la cercanía y lejanía de los sucesos y las sensaciones que un hecho puede despertarnos o no.
Decía algo así como que no somos capaces de conmovernos ante el dolor de seres humanos que viven catástrofes, por terribles que sean, si esto sucede en lugares lejanos que somos incapaces de imaginar. En este fragmento el personaje encuentra un recorte de diario con una noticia de enorme magnitud, en algún punto distante del mundo, y termina preguntándose sobre el dolor ajeno y el propio. Su conclusión es que para comprender el dolor ajeno hace falta imaginación, empatía quizá.
Por momentos en cambio, en estos días, me siento rodeada e inmersa en una solidaridad ridícula e inútil. Conmovida por mis propios sentimientos y sólo capaz de movilizarme ante el dolor de un otro desconocido y lejano, causas extravagantes, solidaridades estúpidas, carentes de sentido, propias de quien no puede en verdad ser solidario con nadie.
Pero no me siento sola en esto, tengo la impresión de que espero empatía de un otro que esta en la misma. Capaz de reconocer el dolor de seres distantes por los que objetivamente no puede hacer nada.
Situaciones insalvables, problemas estructurales de zonas recónditas, política internacional, conflictos bélicos, que decir de las catástrofes climáticas, y así creyendo que somos solidarios con algo más que nuestro propio dolor, corremos la vista de los dolores a los que podríamos tenderles la mano.
Pero cuando pienso en los dolores ajenos más próximos no lo hago sobre la idea de ese 'ayudar al prójimo' y lavar toda esa culpa cristiana que comemos a diario, tampoco hablo de política y militancia barrial, ni nada de eso.
Me pregunto si quienes nos pensamos sensibles ante la realidad social que vivimos (cualquiera sea, cualquier balance, cualquier aspecto) somos capaces de ver con empatía y cuidar de alguien en esas pocas relaciones en las que no intervienen elecciones, panfletos, discursos, listas, agrupaciones, pero sí ideología, pensamiento y militancia.

* se refiere a la comprensión que hace falta en un diálogo para que las dos partes realmente se comuniquen, y la perdí en los miles de sentidos que una palabra puede perderse.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

como se nota que tus palabras no se cohesionan con tus acciones.No creo nada de esto que estas diciendo, ¿realmente te crees sensible ante la realidad social que vivimos? no creo que seas capaz de ayudar a nadie.
Lo tuyo queda en las palabras que ni siquiera crees...en estas cosas que escribís pensando que sos una persona comprometida

(me dan mucha risa estas cosas que publicas, no porque no sean interesantes los temas, sino porque Los Escribís VOS)

Iliria dijo...

Chan! cuanta pica, y cuanta intriga.
Te contestaría el agravio si tuvieras la honradez de publicar tu nombre, porque parece que nos conocemos.
Por la forma de escribir no me doy cuenta así que no voy a formular hipótesis.

Saludos,
Eva.

Anónimo dijo...

Creo que primero deberías sentir empatía por tu propio dolor, hacerte cargo de él y tratar de solucionarlo, después por el de seres cercanos por los que concretamente sí podés hacer algo. La proyección hacia "dolores lejanos" es una consecuencia de la falta de atención que prestás a lo más cercano; y en lo tangible, visceral, cotidiano, la política y la militancia no tienen nada que ver. Lo personal no puede ser lo ajeno, lo múltiple, lo político. Lo ajeno es ajeno, y está bien comprometerse, pero siempre sabiéndolo como ajeno, como algo se te escapa y que no puede ser reducido a la propia mismidad.
Saludos (no soy el anónimo de arriba)