"La Historia es una casa de muchas habitaciones." Fernand Braudel.

"La Historia es una casa de muchas habitaciones." Fernand Braudel.

Y mi corazón está en el sur del sur, con tizne negro, en la cancha, en el bondi, en el chori, en la fiesta en la calle, en la murga, en el tambor, en la bandera, en mi doble ciudad...y en el camino, en el tren, en la frontera parada sobre la línea, en el andén, conectando dos mundos iguales pero disímiles.

La Plata - Ringuelet - Gonnet - City Bell - V.Elisa - Pereyra - Hudson - Plátanos - Berazategui - Ezpeleta - Quilmes - Bernal - Don Bosco - Wilde - V.Domínico - Sarandí - Avellaneda (combinación) Gerli - Lanús

Arraigo


No quiero cruzar la frontera, es más quiero retroceder al corazón de mi tierra. No quiero que vengas, ni quiero saludarte desde el límite de mi mundo contiguo al tuyo. Mejor así.Mejor distancia, y no me conquistes. Ni el corazón, ni el cuerpo. No vengas a vencerme, ni vencido.No quiero pasar la frontera aunque me aceptes, no me importa cuanto más me parezco a vos que a los de adentro. Yo no soy de tu mundo, no es ésta mi pertenencia.
Demasiado lanusense para La Plata, demasiado platense para Lanús.Haciendo equilibrio sobre la línea de frontera, mi verdadera identidad camina bien.
Y si bajo de mi tren camino por el torcido diagonal hasta el lugar que más se parece a mi tierra andante. Otra vez en la frontera cayendo del cuadrado, ni un lugar ni otro.Siempre en un tercer lugar, pero nunca neutral.

viernes, 2 de septiembre de 2011


"Irónicamente, pues, el propio concepto de los derechos humanos abrió la puerta sin querer a formas más virulentas de sexismo, racismo y antisemitismo. En realidad, las afirmaciones generales sobre la igualdad natural de todo el género humano dieron lugar a aserciones igualmente globales sobre la diferencia natural, produciendo así un nuevo tipo de adversario de los derechos humanos, más poderoso y siniestro incluso que los tradicionalistas. (...) En estas nuevas doctrinas biológicas, la educación o los cambios en el entorno nunca podrían alterar las estructuras jerárquicas inherentes a la naturaleza humana. De las nuevas teorías biológicas, el sexismo era la menos organizada políticamente, la menos sistemática intelectualmente y la menos negativa emocionalmente. Después de todo, ninguna nación podía reproducirse sin madres, (...) no era posible excluir del todo a las mujeres. Por lo tanto, era posible reconocerles cualidades positivas que podían ser importantes en la esfera privada. (...) Cada vez era más frecuente representar a las mujeres como totalmente disímiles desde el punto de vista biológico; se convirtieron en el <sexo opuesto>." 1

Pensando sobre este y algún que otro texto más: ¿Las exclusiones son totales?. Más allá de proyectos (y realizaciones pasadas) de exterminio total o de exclusión total real, me refiero a la Solución Final nazi implementada y también a los planes alternativos como el de reubicar a toda la población perseguida, judíos en su mayoría, en Madagascar.
¿Se segrega totalmente, o bien, se reubica en la trama de relaciones? Y en caso de ser reubicados, ¿Será a través de la formación o educación para este nuevo rol o lugar a ocupar que se completa el proceso? Vuelve a mi la idea de Durkheim sobre la educación, como instrumento de consenso en una sociedad que tiene que lograr ahogar las expectativas de los sujetos a fin de que el choque con la realidad material no produzca una insatisfacción tal que no permita el curso natural de la sociedad jerárquica: educar para que cada uno ocupe su lugar, y en lo posible no sólo no presente resistencia si no que tampoco perciba razones para hacerlo.
Por fortuna creo imposible generar tal grado de adormecimiento. Pero no descarto estas ideas para pensar puntualmente el rol de la mujer, como forma de incluir para excluir.
Hoy (intuyo que antes también) la realidad de las mujeres es altamente heterogénea, y el siglo XXI conlleva grandes transformaciones en el plano de los derechos y los roles. ¡Transformaciones que celebro!, pero...
Tengo algunas dudas sobre hasta donde da la cuerda, porque creo que hay cuestiones que no están sueltas como perro sin collar, si no más bien engañosamente estiradas.
Para estas elecciones primarias la gente de Proyecto Sur (me resulta particularmente raro de ellos) empapeló la estación de trenes de la ciudad de La Plata con unos carteles de Victoria Donda (de los cuales sólo encontré digital el que posteo, que de los dos es el más recatado), dos motivos diferentes y una sola estética: en el centro del mismo ni la cara de Victoria, ni la pancarta, ni nada de importancia política a mi juicio, en el centro la demostración más banal de que es una mina.
De estos carteles me surgieron dos dudas, o pensamientos opuestos que me parecen ambos por igual posibles: o bien debo preguntarme sobre el lugar que elige Victoria para ocupar en la política, un mundo que recientemente comienza a dejar de ser exclusividad de lo masculino; o en su lugar debería saludar el desparpajo con el que elige ser en la política, la naturalidad y el despojo de todo prejuicio, porque a la vez que puede reprochársele posar cual objeto bien dotado habría que interrogarnos sobre si no es en realidad una capa que la tiene clarísima. Quizá está tan segura de quien es que no necesita taparse y evitar ser la mujer que es, de la forma común en última instancia en que lo es; quizá sea más libre que aquellas que se tapan para no ser, o que no se note.
No lo sé, también pienso que hay un intermedio seguramente entre posar objetivándose y reduciendo la ideología que la sustenta como militante, y usar trajecito que es lo más próximo a ser un hombre más entre los políticos...
Me genera muchas dudas porque en el fondo, ahora que lo escribo, veo que culpar al cartel y al escote de la posible objetivación y deslegitimación del discurso de Victoria sería aún peor que publicitar una agrupación política jugando con la voluptuosidad de sus integrantes. Sería justificar el accionar de una sociedad que si bien parece caminar hacia un mayor grado de entendimiento de las preocupaciones de género, le hace falta largo trecho.
Otra cuestión medio rara respecto de este discurso en imágenes es la referida a la búsqueda de un perfil de votantes, ya no diré militantes o adherentes, porque parece más bien dirigido a conseguir votos flotantes que hagan número. ¿Qué votos son los que desea un movimiento político?¿Dónde guardan los ideales vectores de su lucha mientras corrompen su propio discurso en campañas que rozan lo chistoso?...
No sé si algo más me quedó por no entender de todo esto, o bien si aclaré algún aspecto...





1 Lynn Hunt, La invención de los derechos humanos: Por qué fracasaron los derechos humanos pero a la larga acabaron triunfando, Pág. 192-193.







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