"La Historia es una casa de muchas habitaciones." Fernand Braudel.

"La Historia es una casa de muchas habitaciones." Fernand Braudel.

Y mi corazón está en el sur del sur, con tizne negro, en la cancha, en el bondi, en el chori, en la fiesta en la calle, en la murga, en el tambor, en la bandera, en mi doble ciudad...y en el camino, en el tren, en la frontera parada sobre la línea, en el andén, conectando dos mundos iguales pero disímiles.

La Plata - Ringuelet - Gonnet - City Bell - V.Elisa - Pereyra - Hudson - Plátanos - Berazategui - Ezpeleta - Quilmes - Bernal - Don Bosco - Wilde - V.Domínico - Sarandí - Avellaneda (combinación) Gerli - Lanús

Arraigo


No quiero cruzar la frontera, es más quiero retroceder al corazón de mi tierra. No quiero que vengas, ni quiero saludarte desde el límite de mi mundo contiguo al tuyo. Mejor así.Mejor distancia, y no me conquistes. Ni el corazón, ni el cuerpo. No vengas a vencerme, ni vencido.No quiero pasar la frontera aunque me aceptes, no me importa cuanto más me parezco a vos que a los de adentro. Yo no soy de tu mundo, no es ésta mi pertenencia.
Demasiado lanusense para La Plata, demasiado platense para Lanús.Haciendo equilibrio sobre la línea de frontera, mi verdadera identidad camina bien.
Y si bajo de mi tren camino por el torcido diagonal hasta el lugar que más se parece a mi tierra andante. Otra vez en la frontera cayendo del cuadrado, ni un lugar ni otro.Siempre en un tercer lugar, pero nunca neutral.

viernes, 17 de junio de 2011

Amor ideológico parte I (ya veo que esto acá no termina)

Un amigo me pasó el link, después de haber divagado sobre la relación entre el amor y la política, o más bien entre el amor y la ideología. Nos preguntábamos si es posible terminar una relación por ideología, si es posible salir en mi caso con un chico de la juventud radical (si es que eso existe, o mejor con un pibe de franja morada), si uno se enamora de la postura ideológica del otro.
"Amor fascista, amor conyugal, amor romántico"
En particular esta nota de un conciudadano lanusense es algo tibia...nosotros al menos propusimos cuestiones más radicalizadas.
Pero leyendo algunas descripciones de Emiliano Galende sobre los tipos posibles de amor me atacó una idea, o más bien una duda de esas existenciales o retóricas: ¿Existen existencias no políticas? ¿Es posible concebir un ser no ideológico? ¿Hay algún aspecto de la vida humana que carezca de posición?... A mi juicio es un rotundo no, pero a veces sé que pierdo el hilo en la realidad de calles, bondis, cursadas y demás.
Toda relación social tiene un sentido, una dirección, un matiz, y una postura que la conforma así y no de otro modo.
Amores fascistas que conocemos, amores conyugales que resultan poco alentadores más próximos a contratos frente al estado que al compañerismo, amores románticos que en general es a lo que aspiramos (entiéndase por romántico no un cúmulo de flores y bombones, si no el amor como impulso)... pero así como estos tipos puros posibles de amor son ubicados en relación a ideologías nacidas en el marco del capitalismo (o al menos de la dualidad comunismo-capitalismo) surge una duda algo desalentadora de las propias relaciones amorosas: ¿El amor esta preso del sistema capitalista? o más verdaderamente una preocupación personal, ¿Mi amor es capitalista?.
Intuir el amor como mercancía en el mundo actual va mucho más allá de una interpretación burda de la realidad prostibularia. Un paso más también devela que son innumerables las veces en las que el amor es entendido como producto, o en su defecto como productor.
La industria de los enamorados tiene una forma, se pretende que "el amor" tenga una determinada expresión, generalmente relacionada con una serie de productos de consumo material. Pero eso no es lo más preocupante, o no al menos para quien es desafecta a ese marketin san velentinero de azúcar y cosas rojas (¿Acaso este color demuestra el carácter revolucionario del amor?).
Lo más molesto es encontrarse ante la sutil pero aplastante posibilidad de que así como el capitalismo produce objetos de consumo material relacionados con millones de cosas, y produce objetos culturales intangibles de orden ideológico que rigen las relaciones sociales el amor que logra escapar de los bombones pueda no estar escapando de la jaula flexible (hermoso concepto de Carlo Ginzburg probablemente empleado a mi gusto y antojo) ideológica del capitalismo moderno.
Resulta fácil reconocer los amores "fascistas" de tinte totalitario y violento, los amores cansados medio pelo, y enamorarse de los amores románticos...libres, más allá del matrimonio, que no se rigen por preceptos religiosos, que parecen al margen de todo sojuzgamiento, pero ¿Hasta dónde realmente uno ama como se le antoja? ¿Cuánto hay de religioso en lo que creo ateo? ¿Hasta dónde mi mente divaga tranquila pensando en el otro amado sin que medien los cánones que me dicen cómo es amar y ser amado?.
A pesar de todo este merengue mental que uno supone podría llevarme a un puerto más amplio me encuentro amarrada en la monogamia y en el "muy libre todo pero no da que andes por ahí haciendo cualquiera porque eso no es quererme y respetarme"...